En el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, desde el SITRAPREN consideramos esencial tener presente la historia para saber aquello que no debemos permitir que vuelva a suceder.
El golpe militar iniciado el 24 de marzo de 1976, no sólo quitó el derecho a la vida y la identidad a muchos/as argentinos/as, sino que quitó derechos fundamentales para el pueblo trabajador y sus representantes gremiales/sindicales, como ser anular la plena vigencia de la Ley de Contrato de Trabajo, la suspensión del derecho a huelga, la intervención de los sindicatos -cuyos dirigentes fueron encarcelados, desaparecidos o asesinados-, la autorización de la cesantía de cualquier agente público que incurriese en el “delito” de ser “real o potencial alterador del orden” mediante la ley de prescindibilidad.
Además, se prohibieron las elecciones sindicales, las asambleas y en general todo tipo de actividad gremial. La Confederación General del Trabajo (CGT) también fue intervenida y luego disuelta.
La Agencia Télam fue tomada por los militares ni bien comenzó el golpe, durante la madrugada, impusieron sus nuevas autoridades y rápidamente pusieron un cartel en el ingreso al viejo edificio de Chacabuco 142 con los nombres de los compañeros prohibidos, a quienes luego se los consideró potencialmente peligrosos mediante una resolución oficial.
A través de la documentación que no pudieron hacer desaparecer, tuvimos la posibilidad de observar una de las “listas negras” elaboradas por la dictadura, en este caso en Télam, aquí el capitán de navío interventor, Pedro H. Dimenna, el 27 de marzo de 1976, firmó un documento para “conocimiento del personal” en el cual se detallaban los nombres de 13 trabajadores de la redacción que “deberían permanecer en su domicilio hasta nueva orden”.
Se trataba de: Ricardo Luis Agazzi, Pascual Albanese, José María Bacigalupe, José Carlos Cabeza Miñarro, Luis Castellanos, Fernando José Del Corro, Héctor Jesús Ferreyros, Pablo Iezzi, Hernando Kleimans, Eduardo Marsillach, Marcelo Eduardo Pichel, Luis Santagada y Daniel Vic Rubio.
La realidad de los hechos fue que el mismo día en que se desató el golpe no dejaron entrar a los compañeros a la Agencia, y a los pocos días recibieron el telegrama de despido basados en la Ley de Prescindibilidad.
El paso de la Dictadura Militar por la Agencia Télam nos marcó primero con la desaparición de Alejandro Martín Almeida, el 17 de junio de 1975 –hijo de Taty Almeida, una de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora-.
Luego, Célica Elida Gómez Rosano quien fue secuestrada el 3 de enero de 1978 en Florida y Corrientes cuando dejaba el edificio de la Agencia, que en esa época se encontraba allí. Dada su condición de uruguaya fue entregada a la dictadura existente en su país en el marco del Operativo Cóndor y allí fue asesinada.
Pero eso no fue todo, uno de los periodistas incluido “la lista negra” de Télam, Héctor Ferreyros, cuyo nombre estaba subrayado en el documento de los militares, fue asesinado en un baldío de Quilmes el 30 de marzo de 1977.
Es sabido que quien no conoce su historia está condenado a repetirla, por eso la importancia de mantener viva la memoria, para que aquellos que no padecieron la violencia y atropello de la dictadura militar sepan por qué siempre debemos defender la democracia.
Comisión Directiva
2021-2025
Buenos Aires, 24 de marzo de 2022