​Corría el año 1945. Presidía el país el general Edelmiro Julián Farrell en tanto Juan Domingo Perón se desempeñaba como vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión simultáneamente. Bajo la inspiración de Perón y la decisión de Farrell de llevar adelante las propuestas de profundos cambios de aquél se adoptaron medidas trascendentales para la Argentina, muchas de las cuales se perpetuaron en el tiempo a pesar de los varios golpes de estado efectuados desde entonces y del paso de gobiernos civiles surgidos de la proscripción electoral.

Entre las medidas transformadoras surgidas de las ideas de Perón y su puesta en marcha por Farrell hay que recordar la creación del Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI), la estatización del Banco Central de la República Argentina (BCRA), la sanción del Estatuto del Peón Rural, la implantación del aguinaldo como parte de las remuneraciones de los trabajadores, el establecimiento del régimen de vacaciones, la instrumentación de la Justicia Nacional del Trabajo y la sanción del Estatuto de los Partidos Políticos.

​Tampoco estuvo ajena a esa gestión la preocupación por el manejo de la información que recibía el conjunto del pueblo argentino a través de medios vinculados con el sistema económico imperante desde mediados del Siglo XIX que fue desarrollando su propio esquema de dominio ideológico como en el caso de la historia liberal-mitrista. La difusión de noticias desde y hacia el exterior, como desde y hacia la capital del país estaba manejada por medios adictos a ese sistema y en el caso particular de las agencias por empresas extranjeras, europeas y estadounidenses.

​Habían pasado 2004 años desde que el gran estadista romano Cayo Julio César creara el primer medio periodístico que se conoce, el “Acta Diurna”, para que en pocos días en todo el Imperio se conociera el conjunto de lo sucedido, desde las grandes decisiones senatoriales hasta el resultado de las carreras en el circo. El 14 de abril de 1945, 68 años atrás, también bajo la inspiración de Perón, Farrell decidió la creación de la agencia Telenoticiosa Americana, de la cual, con el tiempo, surgió el acróstico con el cual conocemos hoy a Télam Sociedad del Estado, cuyos servicios permiten no sólo que miles de medios de todo el país accedan a la información indispensable para operar, lo que de otro modo se les haría imposible, sino que ello va acompañado de la liberación de una dependencia ideológica de las grandes corporaciones económicas que también tienen sus expresiones mediáticas. Su sede estaba en la calle 25 de Mayo 140 hasta que en 1947 se mudó a Esmeralda 433 y más tarde a Chacabuco al 100 y desde 1980 en Bolívar 531.

​Ya un poco antes, en 1944, el propio gobierno había creado la Agencia Noticiosa de Informaciones (ANDI), cuyo plantel periodístico luego nutrió el de la futura Télam al comenzar esta su difusión de noticias el 12 de octubre de 1945 bajo la conducción periodística de Jerónimo Jutronich. Por entonces la agencia, una Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) era de capitales mixtos ya que una parte de los mismos eran de propiedad privada hasta su completa estatización durante la gestión presidencial de Juan Carlos Onganía.

​En 1948 la agencia tuvo una notable expansión al concretar una importante red de corresponsales en todo el país mientras su sede central funcionaba desde su fundación en la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El golpe cívico-militar de septiembre de 1955 frenó su desarrollo y la colocó en severas dificultades financieras como que durante algún tiempo el personal no cobró los salarios. Más tarde, durante la presidencia de Arturo Frondizi, el 30 de julio de 1959, mediante un decreto, la agencia pasó a denominarse Télam Sociedad Anónima, Periodística, Radiofónica, Cinematográfica, Comercial, Inmobiliaria y Financiera (Télam SAPRCCIF). Un poco para todos los gustos. Fue parte de la privatización encabezada por Blas Calaro, Adolfo Garino y Bernabé Villegas.

​Durante la década posterior Télam pasó por momentos muy favorables en una primera etapa de gran expansión convirtiéndose en un elemento clave para el suministro de noticias a los medios locales comenzando a desplazar en el mercado local a la vieja Agencia Saporiti, fundada por Leandro Saporiti en 1900. Pero a un año del golpe contra Frondizi, el presidente de facto José María Guido, el 30 de mayo de 1963 la clausuró aduciendo que sus informaciones eran falsas y tendenciosas. Pero tras recuperar su actividad bajo la presidencia de Arturo Umberto Illia, es tras el golpe contra éste en 1966 cuando se convirtió en una empresa plenamente estatal en función del decreto firmado por Onganía el 24 de junio de 1968 bajo la inspiración del secretario de Difusión y Turismo, Federico Frischknecht. La agencia, desde entonces, y hasta el proceso de desguace del estado bajo la presidencia de Carlos Saúl Menem, tuvo el monopolio de la asignación de la publicidad oficial lo que le permitió transcurrir varias décadas sin sobresaltos económicos ni financieros.

​Con el retorno del peronismo al gobierno en 1973 la agencia registró un nuevo salto en su importancia informativa, sobre todo cuando una decisión del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) estableció que la difusión de informaciones sobre la Argentina generadas en el país sólo podía ser distribuida en el mercado local por empresas nacionales. De esa manera las agencias europeas y estadounidenses sólo podían informar sobre los sucesos argentinos hacia el exterior o sobre los sucesos en el exterior hacia la Argentina. Eso dio lugar a que surgiera una agencia privada nacional como Noticias Argentinas (NA) conducida por Horacio Tato que jugó un importante rol durante la dictadura cívico-militar del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”. Incluso Télam asimiló en esos años del peronismo de los años 1970 a varios periodistas que habían quedado sin trabajo en agencias como la estadounidense United Press.

​Claro que en la misma madrugada del golpe del 24 de marzo de 1976 el grupo de tareas que ocupó Télam estableció que un total de quince periodistas dejaban de tener acceso a la empresa tras lo cual fueron víctimas de sanciones. Uno de ellos, Héctor Jesús Ferreyros, fue secuestrado y asesinado a fines de 1977, así como también fueron víctimas otros compañeros como Alejandro Almeida y Célica Gómez, la que fuera secuestrada y enviada a la República Oriental del Uruguay donde la asesinaron sicarios de la entonces dictadura de ese país.

​Hubo a partir del retorno al orden constitucional en 1983 bajo la presidencia de Raúl Ricardo Alfonsín algunos intentos fallidos para cerrar Télam. El último de ellos, en 1999/2000, durante la gestión de Fernando De la Rúa, al punto de que un periodista recién ingresado a la misma y luego presidente de su Directorio propuso achicarla a un mínimo y convertirla en un simple boletín oficial para lo cual se plantearon “retiros voluntarios” con un crédito del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF-Banco Mundial) que formó parte de la deuda externa argentina y hasta se pensó en la venta del inmueble de Bolívar 531 donde continúa funcionando. Ese intento fue frustrado por la movilización de la mayor parte de los trabajadores de la misma encabezados por su entonces Comisión Interna cuyo secretario general era Luis “Lucho” Giménez. Dirigentes políticos y sociales de diferentes sectores, incluyendo al ex presidente Alfonsín, lo que hizo retroceder los avances en ese sentido de quienes desde el gobierno de la Alianza impulsaron la jibarización y virtual cierre de Télam.

​Pero antes que ello, ya en 1996, Menem, que desde 1992 había adoptado diferentes medidas contra la agencia, y su ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, quitaron a Télam el monopolio de la publicidad oficial, circunstancia cuya reversión reclaman los trabajadores de la empresa, quienes este 14 de abril conmemoramos el 68 aniversario de su creación bajo la inspiración de Juan Domingo Perón.

Comisión Directiva

Buenos aires, 13 de abril de 1945

Por sitrapren